El término digestión significa el fraccionamiento de grandes moléculas de los alimentos en sustancias más simples, que pueden ser usadas por el cuerpo. El término asimilación engloba diversas funciones, a saber: (1) absorción de los productos finales de la digestión por los líquidos corporales, (2) transporte de esos productos a las células donde serán usadas y (3) modificación química de algunos de ellos, para formar otras sustancias que son particularmente necesarias para diversos propósitos. La función de los procesos digestivos y asimilativos es la de suplir los nutrientes para las reacciones químicas del metabolismo.
La digestión de los carbohidratos
Los más importantes carbohidratos de la dieta son los almidones, el glucógeno, la sacarosa (el azúcar) y la lactosa (azúcar de la leche). Los almidones y el glucógeno son grandes polímeros de la glucosa. Son, inicialmente, digeridos por la ptialina de las secreciones salivares y por la asimilación de la secreción pancreática hasta el dissacaridio maltosa. Esa maltosa, a su vez, es desdoblada por la maltasa, en las células epiteliales de los intestinos, para formar glucosa. De modo similar, la sacarosa es desdoblada por la sacarasa, dando glucosa y fructosa, mientras que la lactosa es desdoblada por la lactasa en glucosa y galactosa. La glucosa, la fructosa y la galactosa son, entonces absorbidas por la membrana epitelial de los intestinos para la apertura sanguínea.
A medida que esa sangre pasa por el hígado, la fructosa y la galactosa son, en sus mayores partes convertidas en glucosa. De esa forma, en términos esenciales, casi todos los carbohidratos son transportados a los tejidos en la forma de glucosa. La captación de glucosa por la mayoría de las células es controlada por la hormona insulina que es el principal controlador del metabolismo de los carbohidratos en el cuerpo. Una vez en el interior de la célula, la glucosa es usada, en su mayor parte, para la producción de energía metabólica.
La digestión de las grasas
La grasa neutra, que representa mayor fracción de las sustancias grasas de la dieta, es formada por glicerol ligago a tres moléculas de ácidos grasos. Los ácidos grasos son liberados del glicerol, en el intestino delgado, sobre todo por la acción digestiva de la lipasa pancreática. Sin embargo, las sales biliares de la bile son también necesarias para la digestión completa de las grasas. Esas sales ejercen acción detergente sobre los glóbulos de grasas, ayudando en el desdoblamiento de la grasa en partículas muy pequeñas que pueden entonces ser digeridas.
Por otro lado, a medida que los ácidos grasos van siendo removidos de las grasas durante el proceso digestivo, ellos se prenden a las sales biliares y son “transportados” bajo esa forma para los intestinos, donde son absorbidos. Al pasar por los intestinos, los ácidos grasos vuelven a combinarse con el glicerol, formando nuevos pequeños glóbulos grasos recubiertos por camada de proteína y llamados de quilomicrones. Esos quilomicrones pasan para la linfa, en los intestinos, y son transportados en dirección al canal toraxico, por donde son despejados en la sangre, y por último depositados en las células de grasa diseminadas por todo el cuerpo. Cuando esa grasa almacenada debe ser utilizada para la producción de energía es desdoblada de nuevo en el interior de las células grasas en glicerol y ácidos grasos; y esos ácidos grasos son transportados por la sangre, para que sean usados por las células de los tejidos, en su mayor parte, para producir energía.
Gran parte de esa grasa también es usada por el hígado para la formación de otras sustancias en todo el cuerpo.
La digestión de las proteínas
Todas las proteínas están formadas por largas secuencias de aminoácidos. En el estómago, bajo la acción del enzima digestiva pepsina, las proteínas son desdobladas en proteoses, en peptonas y en polipeptidos muy grandes. En el instestino delgado, sufren también una digestión adicional, por la acción de la tripsina, de la quimitripsina y de la carboxipeptidasa, todas secretadas en el jugo pancreático – hasta pequeños polipeptidos. Esas pequeñas moléculas son, por último, desdobladas por las peptidasas de las células epiteliales de los intestinos en aminoácidos. Los aminoácidos son absorbidos por intestinos y van al torrente sanguíneo.
Muchos de esos aminoácidos quedan almacenados en el hígado, hasta que sean necesarios en otro punto del cuerpo, pero eventualmente, son transportados a todas las células del cuerpo, donde van a ser usados en las proteínas de los tejidos o en la producción de energía.