El músculo esquelético posee una notable habilidad de regeneración tras lesiones de diversas naturalezas. Los ejercicios de alta intensidad o con cargas elevadas, causan microlesiones en la arquitectura celular en la fase de degeneración. Este estrés inicial puede ser compensado posteriormente en la fase de regeneración, a través del descanso y alimentación adecuados, donde hay una mayor síntesis proteica. La capacidad de regeneración del músculo esquelético es en parte dependiente de la activación de las células satélites (CS). Las CS están fuertemente correlacionadas con el crecimiento, regeneración e hipertrofia muscular. Para eso, son primeramente activadas, dejando su estado inicial de latencia, se proliferan y se funden entre sí o con las fibras esqueléticas pre-existentes regenerando la fibra lesionada, resultando en una hipertrofia compensatoria.
Las células satélites y la hipertrofia
La célula satélite se encuentra en la adyacencia de la fibra muscular, más específicamente entre el músculo y el tejido fibroso que reviste ese músculo. Durante el proceso de regeneración, las células satélites contribuyen como donantes de núcleos adicionales para la fibra muscular damnificada, a fin de aumentar la síntesis proteica, una especie de reconstrucción del área lesionada, proveyendo al tejido muscular una increíble capacidad de adaptación en condiciones de crecimiento (hipertrofia) y regeneración (lesión).
El proceso de microlesión es benéfico, pues tras este, la musculatura se recupera más fuertemente que antes, así, está preparada para nuevos estímulos y con mayor resistencia. De ahí la importancia de un descanso adecuado tras el entrenamiento de musculación, ya que este proceso regenerativo puede durar de 24 horas hasta 72 horas, dependiendo del grado de la microlesión o el apoyo nutricional de suplementación para recuperación.
La ganancia de masa muscular auxilia en la ejecución de las actividades cotidianas, protege las articulaciones, ocasionando un menor riesgo de lesiones, proporciona mayor estabilidad y equilibrio corporal, aumenta la autoestima por los beneficios estéticos proporcionados, aumenta el gasto calórico, y mejora la postura, de entre otros beneficios.
Independiente del protocolo de entrenamiento, el ejercicio de fuerza provoca un daño en la microestructura de la fibra, por ello se debe buscar una orientación profesional para dosificar ese estímulo, prevenir lesión y alcanzar la ganancia de masa muscular con mayor intensidad y en menor tiempo.
Las hormonas, las células y la hipertrofia
De entre los procesos que gobiernan el mecanismo de hipertrofia muscular debemos resaltar la acción de las hormonas. El perfil hormonal durante la fase anabólica evoluciona con una mayor relación insulina/glucagon, testosterona/cortisol, concentraciones elevadas de IGF (factor de crecimiento semejante la insulina) y MGF (factor de crecimiento inducido por estrés mecánico) y concentraciones reducidas de miostatina. Estas hormonas actúan en las células a través de sus receptores específicos, induciendo varias adaptaciones celulares causando la hipertrofia muscular.
Es poco conocido, como las respuestas adaptativas al ejercicio son iniciadas y mantenidas al nivel molecular. Actualmente, los científicos creen que son puntos de control intracelular para la síntesis proteica de algunas proteínas. Es por ello que cuando se conozcan los reales mecanismos por los cuales el músculo esquelético se adapta en el nivel molecular tendremos en el futuro una gran herramienta para la práctica clínica, visando el tratamiento de enfermedades y mejora de la calidad de vida. Además, el uso de la terapia genética en el mundo deportivo podrá traer mejores resultados a los atletas, cuando la manipulación de los diversos factores que modulan la ganancia de masa muscular podrán ser utilizados por estos profesionales.
De hecho, a través de la ingeniería genética los atletas podrán volverse más fuertes, ágiles, rápidos, flexibles, es decir, más competitivos. Obviamente, los supuestos efectos que adviene con esa tecnología generan muchas polémicas sobre cuestiones éticas que van desde la salud del atleta hasta los principios deportivos, debiendo ser exhaustivamente discutidos por la sociedad, pero en la realidad las empresas más grandes del mundo que trabajan con las organizaciones sanitarias internacionales y esto permite recepcionar permanentemente nuevos productos que además de seguros, mejoran la performance en el entrenamiento, y la capacidad genética del practicante de ejercicios.