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La falta de motivación es un factor crítico para empezar o retomar tu programa de entrenamiento, ¿la sabes manejar?.
Seguro esto suena familiar: sabes que debes hacer lo mismo para lograr tus metas, seguir una dieta saludable, hacer ejercicios en casa, trabajar en la movilidad y, sin embargo, vuelves a los viejos hábitos y te lo pierdes y te dices a ti mismo que solo necesitas motivación.
Todo eso se siente un poco vacío ¿verdad?, pero existen algunas pautas para superar tu falta de motivación de manera correcta y efectiva.
El subconsciente
Las creencias viven en lo profundo de nuestra mente subconsciente, dictando nuestros comportamientos, pensamientos, emociones y estado físico.
Entonces, si crees que no tienes tiempo para entrenar (ya sea verdadero o falso), no vas a entrenar y si crees que estás demasiado cansado, tampoco vas a entrenar y si crees que no hay esperanza para ti, tampoco entrenarás.
Sin embargo, si crees que estás siguiendo el camino correcto para convertirte en una mejor versión de ti, no tendrás problemas para convencerte de coger un par de mancuernas o una barra con discos y empieza a entrenar con una motivación cada día, con cada objetivo.
Por esto, es muy importante prestar atención a tus creencias subconscientes y luchar para revertirlas, creyendo en ti mismo para ir progresando.
La motivación sola nunca funcionará
Si analizas a cualquier atleta de alto rendimiento, te darás cuenta que en general es un individuo fresco, tranquilo y confiado, ¿o no lo ves así?.
Los profesionales provocan una sensación de tranquilidad, incluso cuando atraviesan dificultades o luchas llevan esa motivación, tomándose todo con calma en ciertas ocasiones, donde la recuperación se convierte en un desafío.
En resumen, no dependen de la motivación, sino de la mentalidad que tienen pues jamás se puede motivar a una mentalidad fracasada.
La clave es adquirir la mentalidad de campeón, y existe cuatro principios para lograrlo.
La perspectiva, ¿la tienes?
La perspectiva es ver la situación sin prejuicios; una sesión de entrenamiento, este levantamiento, esta semana, no es el principio y el final de tu progreso atlético. Si no lo haces tan bien en una sesión puedes mejorar en la próxima y así sucesivamente.
Puedes mejorar tu perspectiva creando una estrategia a largo plazo.
Considera quién quieres ser en 2-3 años y apunta a esto con motivación, juégate a largo plazo.
La conciencia, ¿la usas?
Al tomar conciencia de tu entorno interno y externo, puedes obtener una perspectiva más amplia de una situación, es decir, aprendes a ver los signos mucho antes de que surjan los síntomas.
Un gran atleta prestará atención no solo a su propio rendimiento físico, sino también a otros indicadores: estarán atentos a lo que se dicen a sí mismos y a los demás, además verán su lenguaje corporal y escucharán su cuerpo con atención.
Una herramienta realmente útil aquí es escribir cualquier frase clave que se te ocurra cuando estés entrenando, un herramienta de motivación.
Usa tus frases para escuchar tu diálogo interno con claridad.
Solo cuando haces esto, puedes comenzar a cambiar tu narrativa subconsciente y llevarla a la práctica en tu entrenamiento.
La consistencia, ¿lo haces simple?
La mayoría de los atletas intentan complicar demasiado su entrenamiento, nutrición y movilidad y desde cualquier punto de vista, la complejidad es el enemigo de la ejecución de cualquier programa.
Cuantas más partes móviles tengas en juego, más decisiones tendrás que tomar provocando fatiga mental, llegando muchas veces a abrumarte.
Mantén tus metas, entrenamiento y dieta simples pero constantes.
Supera las dificultades
La comodidad no es lo mismo que la satisfacción, así que no la persigas; por el contrario, si persigues y tomas en serio las dificultades, mejorarás.
- ¿Estás enfrentando esta serie difícil?… bueno… supera la dificultad.
- ¿Quieres comer comida mala?… bueno… ahora es la oportunidad de superar un hábito.
Con dificultades intencionales, significa que has elegido enfrentarte a ellas con motivación, así que recuerda en quién te estás convirtiendo y acepta las dificultades. Cuando se trata de imprevistos, estás en ello de todos modos, ¿qué más puedes hacer?… ¡supéralos!…