En los últimos años protocolos como el ayuno intermitente han ganado muchísima popularidad, y aunque personalmente considero que tienen ciertos beneficios que son interesantes para la salud y que además pueden ser útiles en determinados contextos (para mejorar adherencia en una etapa de pérdida de grasa, por ejemplo), también hay que dejar claro para cuando no son recomendables.
Durante mucho tiempo se ha dicho que el ayuno intermitente, por ejemplo, es útil para mejorar el rendimiento deportivo, en mi guía del ayuno revisé una gran cantidad de estudios y en la mayoría de ellos se observaba justamente lo contrario: el rendimiento deportivo bajaba o, como mucho, se mantenía.
Es decir, que no hay evidencia científica disponible a día de hoy para afirmar que el ayuno sea una herramienta interesante para mejorar el rendimiento deportivo, especialmente el de alta intensidad.
Recientemente se ha publicado un estudio que aporta resultados que van por la misma línea, los participantes que no realizaron un desayuno vieron como su rendimiento en la sesión de entrenamiento se reducía, respecto al grupo que había realizado un desayuno alto en carbohidratos antes del entrenamiento.
La bajada de rendimiento fue más pronunciada en las sentadillas, en las primeras series, en comparación a otros ejercicios como el press banca.
Hay que tener en cuenta una cosa, y es que los propios autores del estudio mencionan que los participantes que dejaron de realizar el desayuno antes del entrenamiento, lo hacían anteriormente.
Es decir, cambiaron su rutina de forma brusca para ver cómo afectaba a su rendimiento, y el cuerpo humano es extremadamente eficiente a la hora de adaptarse a los cambios, por lo que es probable que el rendimiento aumentase a lo largo del tiempo si los participantes seguían realizando este tipo de protocolo.
En definitiva, lo que yo saco de este estudio: si desayunas y estás progresando en el gimnasio y estás a gusto, no tiene sentido alguno dejar de hacerlo por el hecho de haber leído en las redes sociales que el ayuno puede mejorar tu rendimiento, pero si decides hacerlo puede ser una buena opción el ir registrando tu rendimiento a lo largo de las sesiones, para ver si tu cuerpo se está adaptando bien.
Si a lo largo del tiempo el cuerpo se adapta y mejoras tu rendimiento, y estás cómodo, puede ser recomendable que sigas así. Si en cambio el rendimiento se ve afectado, probablemente volver a realizar una ingesta antes del entrenamiento sea lo aconsejable.
Por supuesto, y como aclaración, al igual que ocurre con muchas estrategias, todo depende del contexto, en algunos casos puede ser extremadamente mala idea incluirla, mientras que en otros ser prácticamente similar a nivel de resultados que estrategias más convencionales, y en otros casos específicos bien utilizada puede marcar enormemente la diferencia.
En nutrición, entrenamiento las cosas no son tan sencillas, y hay que saber identificar bien cuando la gente se puede beneficiar de determinadas estrategias.
Referencias:
1. BREAKFAST OMISSION REDUCES SUBSEQUENT RESISTANCE EXERCISE PERFORMANCE