Las preocupaciones sobre la salud, el mercado de valores y la interrupción general de la vida han aumentado nuestros niveles de estrés, pero sabemos que el estrés también puede hacerte más susceptible a las enfermedades respiratorias.
El sistema inmunológico es una colección de miles de millones de células que viajan a través del torrente sanguíneo; entran y salen de los tejidos y órganos, defendiendo el cuerpo contra cuerpos extraños (antígenos), como bacterias, virus y células cancerosas. Los principales tipos de células inmunes son los glóbulos blancos; hay dos tipos de glóbulos blancos: linfocitos y fagocitos.
Hay dos tipos de linfocitos:
- Células B: producen anticuerpos que se liberan en el líquido que rodea las células del cuerpo para destruir los virus y las bacterias invasoras.
- Células T (opuesta a las B): si el invasor ingresa a una célula, estas (células T) se adhieren a la célula infectada, se multiplican y la destruyen.
Cuando estamos estresados, la capacidad del sistema inmunológico para combatir los antígenos se reduce, por ello somos más susceptibles a las infecciones. Por otro lado, el corticosteroide, la hormona del estrés, puede suprimir la efectividad del sistema inmunoógico (por ejemplo, disminuye la cantidad de linfocitos). El estrés está relacionado con: dolores de cabeza; enfermedad infecciosa (por ejemplo, gripe), enfermedad cardiovascular, diabetes, asma y úlceras gástricas.
El estrés y las enfermedades, ¿son complementarias?
Las respuestas al estrés tienen un efecto en el sistema digestivo; durante el estrés (como el ejercicio intenso) se inhibe la digestión y al culminar ese periodo estresante, la actividad digestiva aumenta. Esto puede afectar la salud del sistema digestivo y causar úlceras e, incluso, la adrenalina liberada durante una respuesta al estrés también puede causar úlceras siempre que no se tomen las medidas adecuadas, entre nutricionales y habituales en relación al cuidado de la salud.
Las respuestas al estrés aumentan la tensión en el sistema circulatorio debido al aumento de la frecuencia cardíaca, etc., además puede afectar el sistema inmunológico al aumentar la presión arterial. En fin, el estrés así tiene un efecto indirecto sobre las enfermedades, ya que está asociado con todo tipo de malos hábitos, por ejemplo, fumar, beber alcohol en exceso, una dieta pobre debido a la falta de tiempo, falta de ejercicio por la misma razón, falta de sueño etc.
En un gran estudio de 20 años, hecho por la Universidad Carnegie Mellon, un grupo de voluntarios fueron expuestos al virus del resfriado (usando gotas nasales) y luego fueron puestos en cuarentena para observación. En este gran estudio, los investigadores encontraron que los voluntarios que informaron menos estrés en sus vidas tenían menos probabilidades de desarrollar síntomas de resfriado y por consecuencia pudieren tener menos opciones para contraer o combatir cualquier tipo de enfermedades.
Otra serie de estudios en la Universidad Estatal de Ohio descubrió que los conflictos matrimoniales son especialmente estresantes para el sistema inmunológico. En una serie de estudios, los investigadores infligieron pequeñas heridas en los brazos de los voluntarios y luego pidieron a las parejas que discutieran temas agradables y estresantes; lo que pasó es que entre las parejas que exhibieron niveles especialmente altos de hostilidad, las heridas tardaron dos días más en sanar y esto significaba que sus sistemas inmunológicos se veían infectados.
Fuente
- NY Times Health Research: Can I Boost My Immune System?
- McLeod – 2010: Stress, illness and the immune system