No importa el lindo nombre que le des al exceso de peso que cuelga sobre tus jeans, pues quieres perder peso y que se vaya rápido, ahora, AYER.
Ahora, la idea es que salgas del borde de la desesperación; a veces nuestros cuerpos, en un esfuerzo por mantenernos en funcionamiento, en realidad pueden trabajar en nuestra contra. Existen muchos mecanismos fisiológicos que, para adaptarse a nuestras dietas, buenas o malas, y los estreses, buenos o malos, promueven, en consecuencia, el almacenamiento no solo de grasa sino de grasa abdominal.
Lo más probable es que hayas tenido un presentimiento (no, juego de palabras, ok, sí lo es) de que algo no estaba bien; estabas haciendo todo lo posible entrenando como un animal, comiendo como un atleta fitness, tomando un millón de selfies, pero el progreso fue lento. Pues ahora en las fiestas navideñas no puedes agitar una varita mágica sobre el área de tu estómago y hacer que tu dieta y entrenamiento afecten solo esas áreas, pero puedes apuntar y manejar a los siguientes culpables que conspiran contra la cintura de tus sueños.
Los tres principales “matones” del vientre… desequilibrios…
Volviendo a los mecanismos fisiológicos que mencionamos; estos tres son enemigos notorios en tu batalla contra la pérdida de peso incluida la pérdida de grasa abdominal y estos desequilibrios en realidad agregarán grasa a tu cintura sin importar tu estado físico actual.
Tus hormonas sexuales
Es posible que los de treinta y tantos años no quieran escuchar esto, pero alrededor de 35 nuestras hormonas sexuales comienzan su montaña rusa de altibajos. Para preservar nuestra fertilidad, nuestros cuerpos almacenan grasa abdominal para luego producir más estrógeno cuando sea necesario en las mujeres y esto es increíble si quieres tener un bebé, no tanto si quieres unos six-packs.
Ahora bien, si aún estás en plena juventud, no deberías regocijarte y pensar que este desequilibrio no te afecta; ten en cuenta que el alcohol, la mala alimentación, la falta de sueño y el control de la natalidad afectan tus hormonas sexuales; en otras palabras, si festejas antes de tiempo, las sorpresas te pueden jugar una mala pasada cuando quieras perder peso.
Tu sobrecarga sensorial
Nuestro sistema suprarrenal (sistema glandular) es responsable de nuestra respuesta primaria de “lucha o huida”; ya no tenemos que luchar contra los tigres u otros depredadores humanos, sin embargo ese mecanismo de supervivencia se ha quedado con nosotros. ¿Conoces esa sensación cuando te cortan el tráfico y no sabes si conducir con dignidad o llevar a esa persona a la zanja más cercana?
Bueno, ese es el dúo dinámico de adrenalina y cortisol en la acción de lucha o huida; estas hormonas movilizan energía (calorías) para equiparse para el escape o la batalla. Pero este mecanismo primitivo y adaptativo es extremo para el tipo de cargas modernas que experimentamos en forma de estrés físico, mental y emocional. Entonces, el exceso de calorías que no se usan ahora se convierte en grasa abdominal y perder peso se hace esquivo.
La resistencia a la insulina
Algún que otro postrecillo navideño, una magdalena para el desayuno, el combo de galletas y chips de sándwich para el almuerzo, y los chocolates por la tarde, es el tipo de dieta que transportará la grasa directamente a tu intestino.
Puede que estemos exagerando, pero el punto es que una dieta alta en carbohidratos, azúcares refinados y alcohol podría hacer que tus células sean resistentes a la insulina, lo que lleva a un exceso de azúcar en la sangre sin otro lugar a donde ir, lo que hace que sea imposible perder peso durante los primeros días del año.