La idea de que las dietas bajas en carbohidratos son la clave para conseguir la pérdida de peso y que los carbohidratos son la causa de la acumulación de grasa se basa en el siguiente argumento; los carbohidratos de la dieta causan una respuesta de la insulina, diciendo a las células de grasa que almacenen la grasa; por lo tanto, los carbohidratos de la dieta causan el almacenamiento de grasa. Pero este mito sobre los carbohidratos y la insulina puede ser contradictorio a nivel científico
La literatura común, habla de las calorías buenas, y las calorías malas, poniendo a la regulación hormonal en el centro de atención cuando hablamos de grasa corporal; en algunos libros se cita que la insulina puede ser la causa primaria de obesidad y, si bien es cierto que las hormonas juegan un papel crítico en la regulación de la grasa corporal, es ingenuo señalar a la insulina como el único contribuyente. ¿Por qué es ingenuo ?
Bueno, nuestro sistema endocrino es extremadamente robusto, conteniendo un sinnúmero de moléculas de señalización; mientras que la insulina juega un papel crítico en la partición de sustrato y el metabolismo (incluyendo el destino de grasas y carbohidratos), se reproduce solo una parte en la cascada de señalización. En primer lugar la insulina como una hormona endocrina afecta a múltiples tejidos en el cuerpo, no solo el tejido adiposo y muscular; la mayoría de nosotros pensamos que la insulina empuja la grasa y la glucosa en las células musculares, sin embargo, no es su tarea principal.
La insulina actúa en el hígado para reducir la producción de glucosa hepática, es decir, cuando se come algo que provoca una respuesta de la insulina el cuerpo dice, “Yo, tengo azúcar que se produce de modo que no es necesario hacer más, el hígado puede relajarse por un rato”, además le dirá al hígado que tome un exceso de glucosa que entra y guarde para más tarde en forma de glucógeno, lo que puede quebrar los mitos de los carbohidratos y la insulina.
La insulina y los músculos
Cuando nos centramos en la acción de la insulina en los músculos, citamos que el músculo esquelético está “expuesto” a la insulina a la vez que ocurren varias cosas dentro de la célula muscular. En primer lugar, los transportadores de glucosa (por ejemplo el GLUT4) comienzan el transporte de glucosa en la célula muscular y, en segundo lugar, la insulina envía señales desde la célula muscular para cambiar al metabolismo a base de carbohidratos.
La insulina es como un conductor, que cuando está presente, le dice al cuerpo que use los carbohidratos adicionales que vienen como combustible, mientras en otro escenario sin insulina, el cuerpo usará más grasa como combustible. Por otro lado, es importante tener en cuenta que el estado de energía de la células desempeñan su papel de acuerdo a lo que ocurre en la célula muscular; si la célula muscular es baja en glucosa y/o glucógeno múscular, la señal de la insulina dará instrucciones a la célula para utilizar la glucosa entrante como combustible, así como empezar a crear el glucógeno muscular desde cualquier glucosa libre.
Otro tema desconocido es que la insulina causará una absorción de ácidos grasos en las células musculares para ser utilizados como energía más tarde; si la célula muscular ya está llena de glucosa y glucógeno, entonces, la señalización de insulina va a hacer todas las cosas que se produce en un estado de energía baja.
La insulina y el tejido graso
La insulina y la disminución de la tasa de descomposición de las grasas en el tejido adiposo, así como la estimulación de la síntesis de ácidos grasos aún no tiene una claridad total en la ciencia; pero, pensando en una lógica literaria, al tener un stock de insulina alto, se da inicio al proceso de acumulación de grasa corporal, lo que desafortunadamente puede no ser cierto. Si la insulina reduce la oxidación de las grasas a corto plazo (cuando se eleva a un nivel superior), sin embargo, para que tenga un efecto profundo sobre la grasa corporal y el aumento de los depósitos de grasa, tendríamos que tener una señal alta y constante de insulina.
Para ello sería necesario estar constantemente en un estado de saciedad, pero nuestros cuerpos por defecto entra en un estado metabólico de oxidación de la grasa, en donde la insulina es simplemente un interruptor que enciende el metabolismo de los carbohidratos. El efecto neto de la insulina como interruptor en ese metabolismo del sustrato, no produce una gran ganancia de grasa debido a la composición de la dieta sola, puesto que para tener un efecto significativo en una persona sana, tiene que ocurrir en la presencia de un exceso de energía, así se descubre los mitos de los carbohidratos y la insulina.
Cuando tomamos toda esta información, podemos llegar a la conclusión de que la insulina es un regulador del sustrato; en un individuo sano metabólicamente, el metabolismo es flexible y lo suficientemente robusto como para manejar las fluctuaciones de sustrato y mantener la delgadez incluso en la presencia de una alta ingesta de carbohidratos y solo en presencia de un exceso de energía y no de insulina, se promueve un entorno de acumulación de grasa, por lo que necesitamos que el cuerpo tenga una forma ingeniosa de tratar de atenuar ese entorno.
Fuente
- Muscle and Strength: Carbs Aren’t Making You Fat – The Truth About Insulin