La fortificación implica la adición de nutrientes a los alimentos, independiente si éstos tienen o no nutrientes en su versión original que salen de las granjas; los nutrientes o compuestos de los alimentos pueden ser añadidos para una variedad de razones. El objetivo de la fortificación es ayudar a la población a alcanzar las cantidades recomendadas de nutrientes; algunos alimentos están fortificados por ley como añadir una gama de vitaminas, minerales como el hierro o el calcio a algunos alimentos como la harina, los lácteos o algunos productos naturales.
Los alimentos modificados para mantener la salud ingresaron al mercado durante la segunda guerra mundial en los cereales para el desayuno; la nueva tendencia alimenticia se encontró ante una gran cantidad de investigación y encuestas dietéticas que sugirieron como beneficiarse de una mayor ingesta de nutrientes.
- La restauración se hace para reeplazar los nutrientes perdidos en el procesamiento de alimentos; la ley sanitaria en muchos países citan que el hierro, tiamina y niacina deben añadirse de nuevo a la harina blanca y marrón (pero no integral), ya que se eliminan con el salvado durante la molienda de trigo para hacer harina (excepto la integral).
- La sustitución se hace para agregar valor nutritivo a un alimento, emulando las propiedades de otro; por ejemplo, se añade calcio a algunas bebidas a base de soja vendida como un sustituto de la leche de vaca.
- El enriquecimiento de algunos alimentos también puede ser visto como proporcionar una ventaja comercial, especialmente donde los compradores tienen que añadir algo de conciencia de los “beneficios” de un nutriente. Por ejemplo, la vitamina C es un antioxidante y puede reducir la tasa de deterioro en algunos productos, o es un beneficio directo para la salud de un subgrupo de la población.
- La modificación nutricional de los alimentos que son naturalmente altos en un determinado nutriente (por ejemplo fibras o grasas), pueden ser reducidos a fin de ser más saludables.
Pero, más allá de la idea de la fortificación para abordar el bajo consumo de nutrientes, los alimentos y bebidas pueden tener nutrientes añadidos con el fin de diferenciarlos de otros productos y proporcionar una ventaja competitiva. Esto puede incluir la adición de nutrientes a los productos que normalmente no serían una fuente natural, tales como la adición de ácidos grasos omega-3 a los panes y fibra para yogures, así como vitaminas, minerales y proteínas a muchos otros productos de consumo diario.
En los países donde la ingesta de ciertos nutrientes es muy baja, la fortificación puede ayudar a reducir las enfermedades por deficiencia de nutrientes, siendo el objetivo principal de los alimentos modificados para mantener la salud; un ejemplo es la adición de yodo a la sal para disminuir los trastornos de deficiencia de yodo. En fin, el objetivo es suministrar las cantidades suficientes de nutrientes para lograr el objetivo de una población meta; esto se hace generalmente con productos como los cereales (por ejemplo, de harina y cereales para el desayuno) y productos lácteos (polvos de leche baja en grasa fortificados con vitaminas A y D).
Otros alimentos cotidianos como el azúcar, el aceite y la sal también están fortificados en algunas partes del mundo; en el continente europeo, algunos alimentos y bebidas específicas no pueden ser elegibles para la fortificación, por ejemplo, las bebidas alcohólicas.
No obstante, sabemos que el consumo de cantidades relativamente grandes de algunos nutrientes puede ser perjudicial para la salud. Por lo tanto es importante que las decisiones sobre la adición de nutrientes a los alimentos consideren:
- La ingesta de los nutrientes de los alimentos fortificados
- El consumo anticipado de la comida que se fortificó
- La disponibilidad fisiológica (biodisponibilidad) de los nutrientes añadidos
- El posible impacto de la fortificación de la ingesta total de elemento/s
- El riesgo de ingestas excesivas de los nutrientes añadidos
Los efectos potenciales de la fortificación (y la ingesta de nutrientes mejorada) en otros indicadores nutricionales y de salud también deben tenerse en cuenta, por ejemplo, el alto consumo de ácido fólico de los alimentos fortificados (o suplementos) pueden enmascarar la deficiencia de vitamina B12.
Además, el alto consumo de algunos micronutrientes pueden interferir con la absorción de otros, lo que provoca nuevos problemas; por otro lado, se debe pensar a aspectos tales como la estabilidad de los nutrientes añadidos y el efecto sobre las cualidades sensoriales de un alimento (sabor, color, textura).
La información nutricional en el envasado de alimentos pueden ser utilizados por los consumidores como una guía rápida sobre las características nutricionales de un producto. Las reclamaciones suelen usar términos tales como “bajo”, “alto” y, “fuente de”, que se definen en la ley o normativas alimentarias. Si alguno de los fabricantes hace una afirmación sobre un nutriente, los alimentos modificados para mantener la salud deben condicionalmente proporcionar la información nutricional precisa en sus etiquetas.
Fuente
- British Nutrition Foundation: Fortification