En la llamada edad de oro del culturismo, Arnold era, sin lugar a dudas, tanto el modelo de su éxito y el máximo representante de sus metodologías, pues lo que decía Arnold, los demás lo creían y, si él lo hacía, los demás lo emulaban. Cuando se trataba de los métodos de entreno, su palabra sobre qué hacer en general se aceptaba como un principio “intocable”, con las excepciones a la regla cuando se intentaba engañar a una masa en caso de los gurús que aprovecharon el momento.
Si Schwarzenegger o cualquier otro culturista de la época usaba un determinado método y el mismo pasaba a los gimnasios, convirtiéndose en popular, había una razón muy simple para replicarlos; sencillamente funcionaban, por tanto en la edad de oro solo importaba los resultados !!!
En ese entonces los culturistas eran los únicos interesados en los resultados; esto, creemos, es lo mejor que podemos decir sobre la filosofía que guía los métodos de entrenos de los días de Arnold y sus contemporáneos, porque ellos hicieron que cosas funcionasen, simplemente porque han trabajado duro para llegar al éxito. Así, al averiguar lo que funcionaba sobre la fuerza motriz y como el cuerpo se comportaba ante ciertos estímulos, el conocimiento empírico pasó a ser científico, mejorando las cosas a lo largo del tiempo, pasando de generación a generación los métodos, sistemas y programas más populares.
Si Arnold estaba interesado en nuevos e inusuales enfoques, él los probaba y si daba resultados, valía la pena observar como llegaba a la cumbre. Después de un tiempo, las ideas se incorporaron a la filosofía general de lo que era efectivo o lo que tenía que descartarse por completo. Todo lo que importaba era que funcionaba.
La investigación superó a las experiencias de los grandes
En muchos sentidos, los culturistas de la época no diferían mucho de los entrenadores y científicos deportivos de la actualidad. Desarrollamos las teorías basadas en la evidencia existente, probando las hipótesis en los voluntarios, clientes, o atletas profesionales, para observar los resultados; si algo parece ser más eficiente de lo anterior, en la actualidad se trata de encontrar un lugar para el nuevo enfoque, además de estudiarlo como impactaría dentro de la investigación científica.
Esto es importante por varias razones, la primera de las cuales es que demuestra un claro cambio en la mentalidad colectiva sobre el culturismo, ya que no es suficiente saber que las cosas funcionan. Hoy en día es mucho más importante saber por qué funcionan; y, esto, por desgracia, se ha demostrado que es un arma de doble filo porque lo que es bueno puede crear controversia, lo que abre las puertas al pensamiento crítico.
La capacidad de probar las teorías dentro de un ambiente controlado nos ayuda a observar lo que funciona y modificar las cosas para que funcione mejor; dentro de la industria del fitness y la salud esto también ha añadido algún daño, pues en el transcurso de las últimas dos décadas, la investigación ha adquirido un estatus muy superior sobre la palabra de los grandes, recordando que en la edad de oro solo importaba los resultados !!!
Los estudios son considerados por muchos como la última palabra sobre cualquier tema, y esto ha dado lugar a consecuencias imprevistas, hacernos del ciego a todo lo demás. Este es un problema obvio porque se empiezan a extender por los gimnasios de todo el mundo, los instructores y entrenadores que dan un valor absoluto a la investigación, devaluando notoriamente a las famosas reglas de oro del culturismo, simplemente haciéndolas pasar por alto dentro de un contexto que resulta inútil, ya que no somos máquinas perfectas.
Si no se ha investigado a fondo un tema específico que puede tratar sobre la eficiencia de un método histórico, puede ser pasado por alto, al menos a los ojos de un cierto subconjunto de entrenadores en la industria. Para darle un poco de contexto, vamos a volver a los culturistas de la época dorada por un momento.
Sin lugar a dudas, es obvio que cuando se trata de un plan de entreno, se basaron en algunas series de cosas erróneas, no obstante, la cosecha era perfecta. Por desgracia, gran parte de lo mejor que nos dio el culturismo no se vinculaba con la ciencia o la investigación, que en la época no estaba muy adelantada; simplemente no había datos científicos que respaldaban los métodos más preciados, porque no solo se convertían en cuestiones aceptables por la mayoría, sino porque en la edad de oro solo importaba los resultados !!!
Lo que tenemos que entender es eludir a las personas que tratan de fustigar a los métodos que fueron apoyados exclusivamente por la observación; los que son muy dependientes de la ciencia no permitirán experimentar lo más maravilloso que nos da la naturaleza, que es nuestro propio cuerpo y mente, cuyo interior puede ser el mejor científico al momento de obtener ganancias dentro o fuera del gimnasio.
Entonces, si tenemos la intención de desgarrar la “sabiduría convencional culturismo”, perderemos de vista algo realmente importante, que se trabajó en el verdadero No Pain, No Gain, que en muchos casos no puede valorizarse en un laboratorio. En fin, no hay estudios que respalden algo que no quiere decir que no funciona y, por tanto, en este caso, el gimnasio sigue estando por delante de cualquier laboratorio.