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¿El estrés alimentario te hace engordar?: irónicamente, cuanto más te preocupes por lo que pones en tu boca, más peso puedes ganar (o menos peso perderas). Los estudios muestran, por ejemplo, que las mujeres que reportan preocupación por el peso y la restricción dietética, es decir, tratan de limitar la cantidad que comen para perder o mantener el peso, tienen más probabilidades de ganar peso que perderlo.
Esto no parece ser solo porque la dieta yo-yo puede alterar tu metabolismos y llevarlo a un aumento de peso con el tiempo, o porque privarte de alimentos que crees que no son saludables puede hacer que te obsesiones y finalmente te embriagues con atracones sobre ellos. Pero, también tiene que ver como tu mente influye en tu cuerpo; un estudio, por ejemplo, encontró que las mujeres con actitudes alimentarias más negativas tenían presiones sanguíneas más altas que aquellas que no se preocupaban por la comida, independientemente de su peso, patrones de alimentación reales o nivel de actividad física.
Los investigadores sugieren que preocuparse constantemente por la comida puede desencadenar la respuesta al estrés de tu cuerpo; y, el estrés es un contribuyente bien conocido para ganar peso, pues los pensamientos generan emociones y todas las emociones son respuestas fisiológicas a una interpretación.
La conexión del estrés
Sin duda, querer estar al tanto de que alimentos son más saludables y te hacen sentir mejor puede ser algo bueno; algunas personas necesitan seguir ciertas dietas para controlar condiciones como la diabetes o la enfermedad celíaca, y otras son más felices cuando pueden comer de acuerdo con sus valores, por ejemplo, siguiendo una dieta vegana.
De seguro conoces personas que se toman de nueve a diez horas al día para planear alimentos o para buscar alimentos, y no se trata de ser apasionado, sino de obsesionarse con la exclusión de otras actividades diarias que se deberían valorar. En esos casos, se puede denominar “ortorexia”, un término no clínico para una obsesión enfermiza por una alimentación saludable.
Cuando las obsesiones alimentarias a largo plazo, los temores alimenticios o las preocupaciones de peso causan estrés crónico en ti, realmente estarás gastando tanta energía tratando de evitar el aumento de peso, con niveles más altos de cortisol que en largos períodos de tiempo, no solo inhibirá los resultados en el gimnasio, sino te hará retroceder en tus objetivos, como aumentar de peso.
Recuerda que cuando estás estresado, deseas comer más alimentos no saludables como patatas fritas, galletas y otros carbohidratos refinados y azúcar. Cuando deseas comer dulces o carbohidratos, aumenta la serotonina y mejora el estado de ánimo; a corto plazo, hace que te sientas mejor, pero en última instancia, crea un círculo vicioso, haciendo que la comida pase a ser un narcótico, más que nutricional.
Desconéctate del mundo por un tiempo
El estrés de los alimentos, como el estrés corporal, es desenfrenado en la actualidad en gran parte debido a las redes sociales. Hemos adquirido una mentalidad tóxica de que nuestra vida es de alguna manera una actuación, pues muchos creemos que tenemos que estar seguros de que nuestras vidas se ven mejor de lo que son para nuestra manada, ¿ no ?.
Una vez que admitas que estás siendo mediocre, lo mejor es que limites o cortes el uso de las redes sociales, porque lo que hay en ellas, así como en varios sitios webs es simplemente una pérdida de tiempo para seguir una alimentación saludable. No estamos hablando de los consejos nutricionales, sino de la burda publicidad que nos acogota día a día sin ningún tipo de fundamento científico.
Considera tus valores cuando haces dieta
¿Estás evitando las situaciones sociales porque tienes miedo de no poder comer saludablemente, a pesar de que valoras las relaciones?… ¿pasas todo el tiempo en el trabajo buscando recetas paleo?. Si es así, considera la terapia de aceptación y compromiso, que ayuda a las personas a aprender técnicas discretas que les permitan comer y vivir al servicio de sus valores, en lugar de servir sus ansias o, ansiedad o, ira.
Medita siempre
Ya sea que estés estresado por la comida, el trabajo o el dinero, una práctica como la meditación es clave para permitir que tu cuerpo se asiente en un estado parasimpático, o el “sistema de descanso y digestión”, que es lo opuesto a la respuesta de aumento del cortisol. No intentes detener todo el estrés y la ansiedad, sino adminístralo realizando actividades como la meditación que harán que tu síntoma parasimpático sea “más sólido”.
Haz ejercicios con frecuencia
El movimiento es el sustituto perfecto de la alimentación por estrés porque desencadena las mismas hormonas felices sin iniciar el ciclo de aumento de peso y estrés. Mientras más ocupado estés, más importante es hacer que el ejercicio sea parte de una rutina normal, siendo éste el primer objetivo que debes plantearte cuando eres sedentario.
Come con atención
Si tus ojos están en el ordenador y tu mano está paleando alimentos sin pensar, intenta comer despacio y sin distracciones. Si te sientes estresado mientras comes, tu cuerpo expulsará la sangre de la digestión hacia tu corazón y cerebro para ayudarte a “luchar o huir” de la amenaza percibida; es por ello que el estrés y la ansiedad también pueden hacer que pierdas el apetito. Es la misma respuesta que ayudó a tus antepasados a escapar de las amenazas reales (como tigres, no donas) sin necesidad de parar para tomar un refrigerio en el camino; en realidad, no quieres digerir la comida cuando tratas de no convertirte en comida, ¿ verdad ?.