ÍNDICE
- Estas estresado después de estos primeros días de Semana Santa… ¿cómo lo afrontas? Tal vez por engullir un pedazo extra de carnes y todo lo que hay en la mesa? ¿o disfrutando de todas las torrijas y buñuelos que ves ?… bueno, todos nos hemos atrapado a nosotros mismos mediante la alimentación emocional.
- A continuación cuatro consejos para ayudarte a ti y a tu familia a dejar de usar los alimentos como una solución emocional.
- Construye un hogar saludable
- Averigua qué está provocando la alimentación emocional
- Encuentra alternativas satisfactorias
- Celebra el éxito
- Fuente
Estas estresado después de estos primeros días de Semana Santa… ¿cómo lo afrontas? Tal vez por engullir un pedazo extra de carnes y todo lo que hay en la mesa? ¿o disfrutando de todas las torrijas y buñuelos que ves ?… bueno, todos nos hemos atrapado a nosotros mismos mediante la alimentación emocional.
Y sin embargo, también sabemos que no podemos perder peso sin limitar las calorías que pasan por nuestros labios, sobre todo en Semana Santa. Entonces, ¿cómo te mueves más allá de las ganas de usar los alimentos para corregir los sentimientos de ansiedad o frustración?. Comer emocionalmente tiende a ser un hábito, y como cualquier hábito puede romperse; puede ser difícil, especialmente si lo has estado haciendo durante mucho tiempo, pero es posible.
Los problemas de peso a menudo se presentan en las familias, por lo que la forma más fácil de abordar la alimentación emocional es en familia. No se puede esperar que un niño con sobrepeso deje de comer bocadillos y comida chatarra cuando otras personas en el hogar los están comiendo.
A continuación cuatro consejos para ayudarte a ti y a tu familia a dejar de usar los alimentos como una solución emocional.
Construye un hogar saludable
Comienza con lo obvio; si no hay comida chatarra en la casa, no podrás tener atracones y en Semana Santa están a pedir de boca todos los manjares llenos de grasas y muchos carbohidratos; en su lugar, mantén los alimentos no procesados, bajos en calorías y bajos en grasa, como frutas y verduras frescas, hummus y palomitas de maíz sin hornear alrededor de ti y tu familia y, recuerda que no son sólo para tus hijos.
Si das un buen ejemplo a ellos, probando y disfrutando de opciones más saludables, ellos también cogerán este hábito.
Por otra parte, echa un vistazo a tu refrigerador y despensa, reduciendo tus tentaciones con la alimentación emocional; además, antes de ir al supermercado, toma un descanso, sal a caminar o pedalear y espera hasta que tus emociones estén en jaque.
Averigua qué está provocando la alimentación emocional
La próxima vez que busques comida casera, pregúntate: “¿por qué quiero esta barra de chocolate? ¿por qué me gustaría comer todo lo que hay en la mesa? ¿tengo mucho apetito?”… Si NO, trata de averiguar qué emociones estás sintiendo; ¿estás en una festividad, estás estresado, enojado, aburrido, asustado, triste, solo?.
Un diario de alimentos (un registro escrito de qué, cuánto y cuándo comes) puede ayudarte a ver patrones en cómo el estado de ánimo afecta lo que tu eliges comer.
Encuentra alternativas satisfactorias
Una vez que descubras por qué la alimentación emocional te hace sentir mejor, puedes idear comportamientos alternativos que pueden ayudarte a sobrellevar la situación en lugar de comer emocionalmente. ¿Frustrado porque sientes que no estás bajo control?; bueno, sal a caminar por el camino que elijas y lo mismo si estás aburrido, pues busca entonces alguna distracción fuera de casa o navegando en la internet.
Si te niegas a ti mismo todos los manjares, eso puede provocar antojos y atracones; en su lugar, permítete aprovechar tus comidas favoritas de vez en cuando y en porciones más pequeñas. En este caso, limita la cantidad de patatas fritas o postres colocando unos cuantos en un tazón pequeño en lugar de comerlos de la bolsa sin pensar.
Mantente enfocado en la diversión y en sentirte bien para que los hábitos nuevos y más saludables sean más fáciles de adoptar; un estudio británico mostró que los adolescentes eran más propensos a dar un paseo cuando escuchaban que les haría sentir bien en comparación de que cuando escuchaban que era lo más saludable.
Celebra el éxito
Concéntrate en los cambios positivos que estás haciendo, paso a paso… así obtendrás mejores resultados con ánimo que con duras críticas. Por ejemplo, elogia a tu hijo cuando saca solo una galleta de la caja en lugar de un puñado de ellas, o cuando selecciona una ensalada como snack en vez de unos dulces.
Fuente
- WebMD Reviews: How to Change Emotional Eating