He hecho ya bastantes artículos hablando de ciertos errores típicos en el gimnasio.
Personalmente, este es uno que yo he cometido durante bastante tiempo, sobre todo en la temporada en la que mi objetivo era mover la máxima carga posible.
El aspecto más importante de cualquier programa de entrenamiento es la calidad del movimiento. Es cierto que necesitamos más fuerza, más velocidad, más agilidad, explosividad y resistencia, entre otras cualidades. Pero hay un básico al que no solemos prestarle atención, y es la calidad de movimiento.
Bajo mi experiencia, cuando trabajo con gente, he aprendido algo que considero que es muy importante. En el papel, la rutina está muy bien, pero cuando veo cómo realiza los ejercicios, de repente todo el programa y la rutina deja de ser relevante, y la discusión se centra en cómo está realizando los ejercicios.
La importancia de la calidad de movimiento
Sea cual sea el movimiento o ejercicio que estés realizando, la calidad del movimiento va a decidir qué efecto o consecuencia tiene sobre tu rendimiento, mejorándolo o empeorándolo drásticamente.
Por ejemplo, si aprendes a correr de forma errónea, sin prestar atención a cómo deberías hacerlo, simplemente conseguirás hacerte mejor a la hora de correr mal.
Lo que realmente importa
Muchas veces nos centramos en el peso, las repeticiones, y, incluso en los descansos que debemos de seguir en el gimnasio, como si fuesen nuestra prioridad principal.
Todas esas variables tienen importancia a la hora de ganar fuerza y masa muscular, pero no deberían de ser el objetivo principal, lo más importante es una base sólida.
Fijarnos exclusivamente (por mucho que sea lo más adecuado) en intentar manejar cada vez más peso en un ejercicio concreto, sin tener en cuenta como lo estamos realizando (cómo nos movemos, cómo se mueve la barra, la técnica, el recorrido…) es un error grandísimo.
Nuestra prioridad en el gimnasio debería de ser esa, controlar todas esas variables, ya que es un entorno que podemos controlar, o manejar a nuestro gusto. Por ejemplo, mucha gente que acude al gimnasio también tiene como objetivo mejorar el rendimiento en su deporte principal, como por ejemplo el fútbol.
La dinámica del futbol es diferente, no es un entorno controlable, hay movimientos repentinos, situaciones inesperadas, y cambios de velocidad y dirección bruscos, no necesitamos añadir esto en el gimnasio, no es necesario ni eficiente.
Según algunos autores, el movimiento “funcional” se valora siguiendo…
- La habilidad para correr y frenar muy rápido en una distancia corta.
- La habilidad para cambiar de dirección de forma rápida e inmediata.
- La habilidad para generar fuerza de forma explosiva (potencia).
- La capacidad de moverse de forma libre y con fuerza durante un rango de movimiento completo.
- La capacidad de mantener una posición resistente capaz de generar y resistir fuerzas en situaciones específicas
El rendimiento deportivo y el progreso en el gimnasio aumenta cuando nos hacemos más fuertes en ejercicios clave, con una buena calidad de movimiento.
Es decir, tienes que centrarte antes en tener una buena calidad de movimiento antes de volverte fuerte en el, por lo contrario, estarás dando pasos vacíos. Fíjate en la mecánica de movimiento, el control, la posición y el rango de recorrido antes de meterte en técnicas más avanzadas o fijarte exactamente en cuántas repeticiones y series realizar y por supuesto, antes de ponerle más peso a la barra.
Esto hará, que a largo plazo, te lesiones menos, progreses más, y tengas una base mucho más sólida.
Referencias:
1. Breaking muscle UK